Es muy fácil: símplemente adhiérete a nuestro programario aquí abajo para declarar que estás con los votantes que demandan un sistema financero al servicio de las personas y el planeta.
10 años tras el crash financiero que ellos causaron, el sector financiero continúa a grandes rasgos inalterado. Las reglas encaminadas a reducir el peligro que puede causar el sector financiero han sido descartadas, retrasadas o diluidas. Ésto se ha conseguido a través del despliegue de un ejército de 100 lobbistas representando a los bancos, fondos de inversión y empresas aseguradoras. Su propósito es más representar los intereses de su sector que poner las finanzas al servicio del interés público. Durante este periodo, la especulación ha crecido otra vez, aumentando la posibilidad de un futuro colapso económico. En lugar de actuar por el bienestar de la sociedad, sirviendo a la urgente necesidad de transición ecológica y social frente al cambio climático, y combatiendo la desigualdad rampante, el sector continúa estando enfocado hacia las actividades de casino desestabilizadoras. Y, más importante aún, los lobbies financieros han bloqueado los cambios necesarios para evitar que demos de bruces ante una nueva crisis financiera. Para evitar esta amenaza al bienestar de los ciudadanos europeos, te solicitamos que te adhieras a este compromiso.
Si resulto electo al Parlamento Europeo (PE), me comprometo a apoyar y tomar medidas para asegurar que el Parlamento Europeo trabaja para crear un sistema financiero más estable y estar al servicio de los ciudadanos europeos comprometido con los valores de justicia, sostenibilidad y democracia. Con este fin, yo:
1) Trabajaré para compensar la abrumadora influencia del sector financiero restringiendo las interacciones de los lobbistas financieros con parlamentarios y responsables de políticas públicas.
Los representates del sector financieros son lobbistas, no consejeros, y por tanto con ellos el contacto debería estar restringido.
2) Tomar medidas para garantizar la transparencia cuando haya interacciones del tipo que sean.
Información básica de todas mis reuniones con lobbistas y personal externo deberá hacerse pública.
3) Asegurar que haya una fuerte presencia de perspectivas diferentes a la de la industria financiera en cuestiones de reforma financiera.
Consultas, grupos de expertos y audiencias son utilizados como ocasiones para realizar lobby si no se toman medidas para asgurar una representación equilibrada de otras voces, tales y como las de la sociedad civil y académicos.
4) Rechazar vínculos formales y membresía a clubs o asociaciones que enlazan a la industria financiera con los responsables de políticas públicas.
Los políticos y funcionarios no deberían de participar o unirse a dichos clubs o asociaciones los cuales se utilizan para conseguir acceso para cuestiones lobbísticas.
5) Trabajar para la consecución de reglas más fuertes en relación a los conflictos de interés y puertas giratorias para funcionarios y políticos en todas las instituciones de la Unión Europea.
Periodos más largos de «enfriamiento» y restricciones en actividades que pueden realizar los funcionarios o políticos que vienen o que entran en el sector financiero.
La coalición Change Finance, compuesta por organizaciones miembros de toda Europa, trabaja para sacar a la luz y evitar las actividades perniciosas del lobby financiero. Pedimos una agenda ciudadana financiera que se base en los principios de justicia social, sostenibilidad y democracia, incluyendo:
Estas reformas serán ilusorias, salvo que actuemos sobre la excesiva influencia de los lobbies financieros ante los responsables de las políticas públicas
Más de 1.700 lobbistas o grupos de presión trabajan para el sector financiero en Bruselas, y tienen un claro objetivo: aumentar sus beneficios y evitar leyes que los cuestionen. Por ejemplo, en marzo de este año, presionaron duramente contra las normas que encarecerían la financiación de los combustibles fósiles.
Los lobbistas financieros persuaden a los políticos para que voten a favor de leyes débiles que les permitan especular, incluso sobre las empresas, la vivienda, la alimentación y los servicios públicos. Esto hace que los trabajadores y trabajadoras ganen menos, que los consumidores paguen más y que los ricos obtengan mayores beneficios, lo que conduce a una creciente desigualdad. Muchos de los intentos de asegurar modelos sostenibles para la sociedad se ven socavados por el sector financiero.
Es más, los riesgos que asume podrían desembocar en otra crisis financiera monumental. Los expertos advierten que esta crisis sería peor que el colapso de 2008, que costó miles de millones de euros en dinero de los contribuyentes para rescatar a los bancos. La gente perdió sus empleos y sus hogares, y muchos países se vieron inmersos en políticas de austeridad.
Si hacemos retroceder el poder de los grupos de presión financieros e impedimos que dominen los espacios de toma de decisiones, como el Parlamento Europeo, podremos construir un futuro saludable y democrático para Europa y su ciudadanía.
En Bruselas, las poderosas empresas financieras pueden poner sus intereses en primer lugar de la agenda. Los lobbistas que representan a los grandes bancos y fondos de inversión utilizan todo tipo de argumentos para persuadir a los responsables de la toma de decisiones de que no es necesario adoptar medidas para cambiar el sistema financiero, que tiene como función principal el beneficiarse de él. En 2018, sólo el 31% de los activos bancarios de la UE se prestaban a los hogares y a empresas no financieras, mientras que casi el 70% se dedicaba a actividades especulativas.
Los enormes presupuestos de los grupos de presión han permitido al sector financiero penetrar profundamente en cada una de las instituciones de la UE y evitar reformas financieras estrictas. Ha sido muy difícil que se escuche la voz de la sociedad civil y que se conceda prioridad al interés público. Ante este desequilibrio, es necesario mantener a raya al lobby financiero para proteger la integridad de la capacidad de decisión democrática.
Cambiar el sistema financiero es cambiar la forma en que se maneja el dinero y quién recibe los mejores servicios financieros. La mayor parte de esto se decide en las instituciones de la UE, de las cuales el Parlamento Europeo desempeña un papel importante.
Para encaminar a la sociedad hacia la igualdad y la sostenibilidad, instamos al próximo grupo de parlamentarios a crear otro campo de juego: uno que impida que los que tienen mucho dinero dominen la gran política, y otro que asegure otras voces en el debate.En la nueva legislatura, necesitamos que los parlamentarios adopten medidas ambiciosas para hacer retroceder el poder y la abrumadora influencia del lobby financiero, lo que impide que se atiendan los intereses de muchos ciudadanos y ciudadanas de la Unión Europea.
El colapso de 2008 provocó una protesta pública contra un sistema financiero descontrolado. Millones de ciudadanos europeos perdieron sus puestos de trabajo, y muchos de ellos perdieron sus hogares. Al mismo tiempo, los grandes bancos fueron rescatados con cientos de millones de euros del dinero de los contribuyentes. La crisis europea resultante condujo directamente a recortes en los servicios públicos y en el bienestar de los países de la UE. La gente exigió reformas de gran alcance para evitar que un desastre de este tipo volviera a ocurrir.
Desde entonces, el lobby financiero ha luchado con uñas y dientes para evitar cambios fundamentales. Defiende los intereses de los grandes bancos, fondos de inversión y compañías de seguros, y no ve ningún problema en que el sistema financiero esté totalmente adaptado para obtener beneficios rápidos. Utilizando todas las vías disponibles para llegar al poder, han logrado impedir una reforma efectiva.
Ejemplos:
Como resultado de la larga campaña llevada a cabo por grupos de presión bien conectados y financiados, lo que vemos en la UE es un sistema financiero plagado de las mismas injusticias y peligros que en 2008. Estamos caminando sonámbulos hacia el próximo colapso.
Los bancos más grandes siguen siendo tan grandes que están destinados a ser rescatados con dinero público, si fracasan. Por esta razón, un fondo europeo (ESM) es ahora capaz de prestar 500.000 millones de euros en el marco de la Unión Bancaria para rescatar a los bancos. Incluso al tipo de productos financieros especulativos a los que se culpó de desencadenar la crisis en 2008 se les ha permitido reaparecer en el marco de la Unión de Mercados de Capitales.
Todavía queda mucho camino por recorrer antes de que hayamos alcanzado el objetivo de que los mercados financieros estén al servicio de la sociedad: un sistema financiero que pueda garantizar y reforzar el bienestar, la sostenibilidad y la justicia social. La lección clave de la última década es que para que tengamos éxito con esos objetivos, necesitamos hacer retroceder el poder del lobby financiero.
Climate change will dramatically alter our economies, new activities will rise, old sectors will die. The financial sector is not ready for such drastic changes. Researchers put their potential losses in the tens of trillions. For our over-indebted, over-connected, fragile financial system the scale of such losses will prove catastrophic. Once again governments will be called on to bail them out.
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